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domingo, diciembre 15

¿Quiénes son?

Que si, que este tema ya es muy mainstream, muy típico o muy como lo que queráis llamar. Pero mira, que me da igual. Soy una mujer libre e independiente y tengo derecho a daros la chapa con esto.
¿Quiénes son los demás?
Esa gente que pasa por nuestro lado y a veces llaman a la puerta de nuestra existencia sin avisar o dando unos leves golpecitos. Esa gente. La gente.
Unas veces se convierten en una parte más de nuestro mobiliario vital que deja rasguños, desgastes, pequeñas marcas que nos acompañaran el resto de nuestra vida. Otras solo están ahí de pega, se quedan el tiempo suficiente para darte cuenta de que no aportan nada a tu vida, y luego se van igual que han venido. Deprisita.
El problema de todos estos muebles que ahora digo yo que son personas, es que la mayoría de las veces los dejamos que se acoplen con demasiada rapidez, sin dar lugar a la confianza y al afecto con el que se construye una casa desde sus cimientos.
Y yo me pregunto, ¿cuántas veces hemos descuidado amistades de verdad por el mero hecho de querer intentar cultivar otras que no nos van a llevar a ninguna parte? Lamentablemente muchas. Y cuando algo malo pasa, o alguna de ellas te defrauda, acabas recurriendo a las de antes. A las que de verdad sabes que van a estar ahí a pie del cañón caigan rayos, centellas o cangrejos mutados (todo puede ocurrir en esta vida). No son un segundo plato. Es que tu has sido un capullo por haberlas dejado para después de.
Y es que en cierto modo existen personas que te dejan vacío por dentro. Que entran, se llevan todo lo que encuentran a su paso y luego salen sin ni siquiera cerrar la puerta y darte las gracias. Esas son el tipo de personas que hay que evitar y darles con el bate de béisbol antes de que pongan un pie en el felpudo. Porque en muchas ocasiones se las ve de lejos.
Siempre he pensado que las amistades vienen por etapas. La etapa de primaria en la cual tol’ mundo eh bueno. Luego la de secundaria y bachiller, cuando ya vas definiéndote como persona. Y finalmente cuando tocar irse, y ahí es de verdad cuando empiezas a apreciar a todos aquellos que se dignan a cuidar la amistad.
Los demás, esas personas que al igual que tú viven en el mundo, pasan y luego se van. Es triste, pero es imposible que todo el mundo tenga cabida en tu vida. Por estas o aquellas circunstancias pero esto es así. Hay que dejarlas ir para que se metan en la vida de otros y tengan, o no, repercusión.
Todo se trata del impacto que hayan tenido en uno mismo. No nos acordaremos de los momentos que vivimos, pero sí de lo que nos hicieron sentir. Y esto queridos míos, es lo que al final cuenta.


M. 


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