Páginas

martes, marzo 26

Vivir


Hay una cosa que hago muy bien (igual hay incluso dos, pero no os quiero abrumar con mis virtudes): yo me emociono mucho. Sí. Cuando toca emocionarse, me lanzo. No soy reflexiva en esto de la emoción. No escatimo en emoción, no guardo reservas anímicas, no, yo voy a por todas (y esto explica bastantes cosas). Porque es muy distinto evitar vivir encadenado a tus propias expectativas que vivir tus experiencias agazapado ante un posible fracaso.
Pondré un ejemplo por si no entendéis a qué me refiero (como si estuviera exponiendo una tesis sobre Schopenhauer). Conoces a alguien que te gusta mucho y durante los primeros días te convences de que no debes hacerte ilusiones, no vaya a ser que la cosa salga mal. Pero a ver, yo pregunto: ¿a alguien le ha funcionado pensar en que va a ir mal y que cuando, efectivamente, vaya mal no le afecte porque ya sabía que iba a ir mal? Si es así, por favor, que levante la mano, que dé un paso al frente o que tire la primera piedra (con algo de habilidad se pueden hacer las tres cosas a la vez).
A veces, tampoco muchas, las cosas van sospechosamente bien. Es entonces cuando empezamos a vivir con escepticismo, esperando que todo forme parte de una broma del destino, que es un cachondo mental. Salimos a la calle pensando que tarde o temprano se acercará alguien con un ramo de flores a decir: “¡Inocente! Que no te han ascendido, ¡que en realidad te han despedido!” “Que no, que no quiero salir contigo, ¡la que me gusta es tu amiga!” “Que no era un resfriado, ¡es una tuberculosis!”. Y caminamos despacito, como si fueran a darnos un susto en cualquier momento: “Me va bien, sí, pero no voy a emocionarme mucho porque nunca se sabe…”. Pues si no te emocionas ahora que va bien, luego, cuando vaya mal, tampoco será el momento para emocionarte, y esto quiere decir que la vida se queda sin huecos donde insertar la emoción. No te puedes poner contento cuando estás contento por si luego estás triste y no te puedes poner contento cuando estás triste porque, como todos sabemos, sería una flagrante contradicción. Y ponerte contento cuando estás neutro resultaría muy desconcertante.
¿Por qué evitar vivir las cosas con intensidad creyendo así prepararnos ante un futuro declive? ¿Estamos abocados a una vida preventiva?
Todo, en algún momento, irá mal. Estaremos tristes, nos dejarán tirados, la persona que nos gusta preferirá a otra persona, la persona que nos gusta nos preferirá a nosotros para acabar prefiriendo a otra persona, preferiremos a una persona que no nos prefiere en vez de a esa que nos prefiere a nosotros (no sé si este concepto ha quedado claro) perderemos el trabajo, meteremos la pata con la gente a la que queremos, nos sentiremos solos y a veces incluso lo estaremos, perseguiremos objetivos que jamás alcanzaremos y luego, ya con todo, moriremos. (Un momento, me estoy deprimiendo)
Pero quiero pensar que la única manera de prepararse ante ese acechante fracaso, es vivir rendido ante esa posible felicidad. Así al menos nos iremos de este mundo sabiendo que hicimos lo que pudimos para convertir nuestra vida en un viaje emocionante. Porque lo es.
B.A (qué grande es esta mujer)

lunes, marzo 25

Ya he probado las prisas
el sexo exprés y los amores precipitados
la abolición de los preliminares
los ombligos pasajeros
los te quiero a primera vista
los cuerpos fugaces
las bodas en Las Vegas
las cremalleras atropelladas
me enamoré de desconocidas
y las desquise a contrarreloj.

Ya no quiero eso.
Necesito encontrar un amor a fuego lento.

Match point


Aquel que dijo más vale tener suerte que talento, conocia la esencia de la vida. 
La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuantas cosas se escapan a nuestro control. En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde la red y durante una fracción de segundo puede seguir hacia adelante o caer hacia atras. Con un poco de suerte sigue adelante y ganas o no lo hace y pierdes. 

jueves, marzo 21

Google + Hangouts


Google + Hangouts has fascinated me.
I literally didn’t know about its existence up until last Digital Literacy class when our teacher Enrique Dans showed us the light.
Why didn’t I know of such a good and useful tool before? Because I stayed in my comfortable bubble, that of comfy Skype, comfy Facebook and even more comfy Facetime. It’s true! Whenever something works for us we tend to stay in our place, not letting others change our habits or open our minds to new things that, like the case right here, could make our lives better and easier.
Compared with Skype and other live video conference’s tools online, Google + Hangouts is so far the best I have tried.



It first hit me because you didn’t have to pay to make a 10-people conference for free (something that just can’t happen in Skype or Facebook chat). Secondly because it amazed me how a good working tool it can be while having group meetings or projects. This application allows every member of the group to share a document or presentation to work on online while doing the conference. Talking from my previous experiences as a student, I tended to upload team work separately to Facebook so one of the team members could gather all the information and assemble it together.



But guys! This is awesome! Hangouts permits you to work all together in the same document and the same time. Saving time to that poor team victim who has to organize the whole thing at the end. What I also noticed was the quality of conferences. Unlike many Internet surfers may think, conferences actually have a good video and voice quality. Skype now a days is not working as good as many people have expected. And let’s not mention Facebook chat: not worth it.


So in case you haven’t noticed my all new enthusiasm with Google + Hangouts, get it!



M., Digital Literacy

martes, marzo 19

Choose Life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, choose washing machines, cars, compact disc players and electrical tin openers. Choose good health, low cholesterol, and dental insurance. Choose fixed interest mortgage repayments. Choose a starter home. Choose your friends. Choose leisurewear and matching luggage. Choose a three-piece suit on hire purchase in a range of fucking fabrics. Choose DIY and wondering who the fuck you are on Sunday morning. Choose sitting on that couch watching mind-numbing, spirit-crushing game shows, stuffing fucking junk food into your mouth. Choose rotting away at the end of it all, pissing your last in a miserable home, nothing more than an embarrassment to the selfish, fucked up brats you spawned to replace yourselves. Choose your future. Choose life... But why would I want to do a thing like that? I chose not to choose life. I chose somethin' else. And the reasons? There are no reasons. Who needs reasons when you've got heroin? 

Trainspotting

martes, marzo 12


lunes, marzo 11

Pareja 2.0


Las parejas 2.0 son unos especímenes cada vez más comunes en nuestra sociedad. El avance de la tecnología ha favorecido a su desarrollo. Las nuevas redes sociales han hecho posible que estas especies se expandan a gran velocidad, multiplicándose a cada foto y comentario que suben a cualquiera de las aplicaciones de moda. Nacen en Facebook, crecen en Twitter, se reproducen en Instagram, y mueren en la vida real. Éstas parejas están compuestas por un macho empalagoso, también conocido como el homo-moñas, y una hembra con móvil y frase cursi listos para ser usados. La característica principal y que define a éste género, es que les encanta mostrar su amor a la sociedad. Suelen subir una foto de ellos mismos posando cariñosamente junto con una frase filosófica o expresando su amor eterno (aunque lleven un mes de relación). Al principio pueden hacernos suspirar y hasta sonreír con tanto remilgamiento. A simple vista son la pareja perfecta. Pero a la larga se convierten en un incordio de mierda el cual no nos interesa para nada. Nos la suda si se han ido de merienda juntos, nos la suda si le ha regalado chocolate, nos la suda si ahora van al gimnasio de la manita, y por supuesto nos la suda si han estado en Graná. Tienen ese afán de querer demostrar algo, de que si no lo gritan a los cuatro vientos no es real. Son criaturas sociales y tecnológicas: si no lo comparten, no está sucediendo. Nunca he sido partidaria de mostrar todo mi amor en público. Y con público me refiero a toda esa gente que puede ver mi perfil libremente a la cual no conozco ni quiero conocer. No me hace falta. Hay que tener un poco de privacidad, un poco de respeto para hacer de lo común como puede ser una pareja, algo especial.  Pero no debemos dejarnos engañar por estas parejas 2.0. Aunque hagan parecer que somos unos insensibles sin sentimientos ni conocimiento alguno de lo que de verdad es el amor, y nos hagan creer que nuestras relaciones de pareja son la peste comparadas con las suyas, en realidad hay algo oscuro detrás de cada fotito. Parafraseando a mi abuela “en todas las casas cuecen habas”. Y si no cuecen ahora cocerán después. 



M.

sábado, marzo 9

Google Hood


Google is seen now a days as the modern Robin Hood. Poetically speaking, Google (the hero) rescues news from online newspapers, which oblige us (the peasantry) to pay for, and gives them to us for free. War is inevitably served.

Google includes links to online newspapers and magazines every time a searcher types a word on its Google search tool.
Take for instance the word “Chávez”. Whenever we type that word in our Google search bar we get thousands of links to any newspapers which is covering and has published any article about Chávez. 
The two main arguments pun on court are the following:
Many times whenever we click on these links to specific articles we get redirected to the main news, which are often of payment. But thanks to the legal abysm Google enjoys, we get into the complete article through the “back door” without paying for it: Google search provides us with the key. Also, online newspapers claim that Google profits from including ads in its search results and that they therefore loose money from advertisement in their news websites. This is senseless.
It all comes to mutual subsistence: Google needs the news to give an efficient online search service, while those online newspapers which provide the information get a higher traffic and visualization whenever a user clicks on Google’s link to their web page.
Many countries have accused Google of violating each author and editor’s copyrights, as the information is exposed without their consent. Google is not paying those writers for including their content on Google News. But this is not true. Why should Google pay for information it doesn’t own? It just redirects Internet surfers to the main source of material. I understand the position of the online newspapers whose revenues on advertising are declining because all go to Google and whose only source of profit comes from article payment.

Yet there is a possible solution.
Google should respect online newspapers’ decision to charge users for their news, while still redirecting to their sites because this is beneficial for them. Furthermore online newspapers and magazines should renew their strategy regarding advertisement so that they come to an equilibrium point.

Google is also a company, and as a company its main goal is to make money. But money out of things they own, not out of things they publicize.  



M., Digital Literacy

Ivory Road

You're the nose on my bullet. The trigger on my gun. You're the sandbank in the ocean. Oxygen in my blood


You're the fastest of the fish. You're the prickliest pear. You're a chameleon in the night.  You're the sahara's sun glare

You're my mind's rest. You're the strings on my guitar. You're the wax in my moustache. The keys to my car

You're the magical mermaid's hollowed illusion. You cool them, fool them. And they hope so much. And you let them down. And you watch from your rock. And your heart beats fast as you watch their's stop

I will keep on loving
'Cos I believe in love
I don't mind dying
If you follow me up

Your victory's your defeat
Your head above your heart
Only the brave surrender
Death cannot tear us apart

You are the fire and I'm the chimney. You'll burn away and I'll choke on your memory. All the words, my sense, you're the poet to my pen. You're the dream that brings the morning sadness. Start the day storm in my head

Well you're the Oscar Wilde short stories in my bookcase. You're positively 4th street isolated in my itunes. You'r the word in the dictionary that I can't spell. Can't describe, can't put in a sentence but use all the time


Your own pair of trousers look better on me. The boots of spanish leather. And the bottom of the sea. Every symbol of love that doesn't relate to a meaning. Every feeling, every sensation. Only real when I'm dreaming

I will keep on loving
'Cos I believe in love
I don't mind dying
If you follow me up

Your victory's your defeat
Your head above your heart
Only the brave surrender
Death cannot tear us apart

I'm the elephant in the circus. Oh, you're my trainer. You'd never let me go. But if you did I would stay here. In love

there is freedom. But it must be returne. There must be sacrifice. Love must be learnt


He to his demons
And you to your own
Please let me stand by you
And we'll conquer them all
We will conquer them all


Oh we will conquer them all

jueves, marzo 7

Snoop Dog by Terry Richardson



miércoles, marzo 6

Perdóname, abrázame, te he visto llorar donde nadie llora más, donde el amor sabe mal, donde los besos se van, donde la vida da igual, donde nada sea verdad, donde no existe la paz

martes, marzo 5


Y no creo que haga falta cambiar para convencer, ni dar más para recibir. Que a veces querer y ser querido pueden parecerse, pero no ser lo mismo. Que el que vale, vale. Que las palabras sobran y se las lleva el viento. Que hasta el más malo nunca es tan malo. Que el bueno no siempre es tan bueno ni tan convincente. Que quien espera, obtiene su recompensa y el que desespera lo pierde todo. Que lo sé. Que no hace falta que me expliques en qué consiste esto a lo que llamamos vida; que yo ya sé lo que es amar, que ya sé lo que es esperar. Que a veces no necesitamos que nos pase algo tan malo para recibir algo bueno. Que las cosas pasan porque pasan y sin más que darle vueltas. Que ahora mismo hay gente que se lamenta por una ruptura con su pareja mientras otras lloran por alguien que ya no podrán ver a su lado nunca más. Que el amor puede llegar en un pestañeo de un segundo e irse antes de contar 10. Que las personas más cercanas en tu vida pueden convertirse en las más lejanas. Que quien ahora está y te da la mano, mañana puede no estar y darte la espalda. Que está claro, que quien no arriesga no gana. Que la vida pasa, que el tiempo pasa, que esperamos demasiado sin darnos cuenta de que cada segundo cuenta. Que a veces tenemos algo más cerca de aquello que está más lejos y ni se nos pasa por la cabeza, todo por estar ciegos, por no saber escuchar cuando tenemos que escuchar. Y sí, que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Que a veces no le damos valor a las cosas, y te das cuenta cuán necesarias son cuando las perdemos. La pérdida del algo tan importante por culpa de ambos: el uno por no saber hablar a tiempo, y el otro por no saber hablar a tiempo

lunes, marzo 4

My generation


Durante una época me dio por soñar que un terremoto, una tormenta solar, un tsunami o un fin del mundo abstracto, hacía temblar la ciudad mientras me encontraba recogiendo a mis hijos del colegio. Todas las madres se llevaban rápidamente a los suyos y los metían en sus coches para salir de allí. Todas menos yo, que no conducía. Me quedaba en la puerta del colegio sola, con mis hijos llorando y reprochándome que no pudiera salvarles la vida. Tiene huevos. A lo largo de mi existencia he soñado que volaba, que Michael Jackson me preparaba unas lentejas o que moría y resucitaba en una tarde, y cuando de verdad necesito imaginación en un sueño, me da por ser realista. Este tema está casi solucionado: sólo hace falta que me aprueben el carnet, pero ya sé conducir. Vale que no tengo coche, pero en un caso extremo siempre puedo robar uno (nota mental: aprender a hacer un puente) Así que estoy capacitada para salvar a esos hijos que no tengo de una catástrofe que no está sucediendo. Viva la especulación.
Me encuentro otro problema para criar a mis hijos inexistentes: la compra. Odio este momento. Cuando las clientas me observan en el mercado siempre creo que estoy pidiendo mal; mal la mercancía, mal las cantidades, mal la entonación de los alimentos, mal. Si compro mandarinas, me parece estar escuchando a mis espaldas “¿a quién se le ocurre pedir mandarinas?, ¡si todo el mundo sabe que no es época de mandarinas!”. Entonces tartamudeo en cada frase, lo que no agiliza precisamente las compras e impacienta todavía más a las clientas. Estas señoras se pasan la mañana contándoles su vida a los tenderos, ¿qué más les dará que dude un minuto antes de pedir unas pechugas de pollo? (¿será época de pechugas de pollo?)
Tampoco retengo los precios, y como quiero hacerlo todo muy rápido para volver a Twitter cuanto antes, soy capaz de pagar lo que me digan sin haberlo calculado: “un kilo de tomates, dos lechugas y un plátano son trescientos euros”. “Bien, cóbrese”. Y a mí no se me puede decir eso de “¿qué más te pongo?”, porque tiendo a seguir añadiendo alimentos por miedo a decepcionar al frutero. Pero cuando sigue insistiendo tras haberme vendido fruta y verdura como para alimentar a todo mi distrito, me dan ganas de increparle: “¿Cómo que qué más? ¿Es que eres insaciable? ¿Tengo que pedirte un órgano para que dejes de preguntar? Venga, pues ponme un riñón y acabemos con esto”.
A veces, para fingir seguridad y evitar que las señoras se nos cuelen, nos lanzamos a pedir cantidades que hemos oído pero que no sabemos cuánto son: “ponme cuatrocientos gramos de jamón de york”. Observas horrorizado al charcutero mientras sigue cortando, porque sabes que nunca te dará tiempo a comerte todo ese jamón, pero ya no puedes echarte atrás por dignidad.
Y cuando mi hijo hipotético esté a punto de perder un botón, me acercaré corriendo a cámara lenta gritando “noooooooo” en plano cenital, para evitar que se desprenda del todo, simplemente, porque ¡tampoco sé coser!
Gran parte de mi generación sabe perfectamente cómo descargar una serie, qué es un hashtag o qué hay que hacer para abrir un blog, pero por alguna razón hemos sido incapaces de incorporar al día a día las tareas domésticas que dominaban nuestras madres. No sé si tiene que ver con la resistencia a convertirnos en adultos, con el infantilismo que conservamos algunos o con un cambio de rumbo en nuestros intereses, que quizá implique un avance y no un atraso.
No tengo respuestas, sólo preguntas… Y cientos de lonchas de jamón de York en la nevera.



B.A